"Aprender a despedirse
es quizá lo más difícil
cuando un ser querido
no da otra posibilidad
ante su desaparición definitiva.
Los sentimientos, hondamente,
emergen sin consuelo
pues la sensación de haber perdido
es tan grande como el vacío
dejando como único recurso
los recuerdos que se agolpan
en el corazón del que se siente morir
pero sigue vivo.
Tengo la seguridad de que lo mejor
ha sucedido en esa persona
que muriendo nos enseña
a vivir con sus recuerdos
y cuando todo se calme
la añoranza extraiga
la esencia que nos dejó
pues al igual que el parto
en la muerte, su dolor,
es hacia una nueva vida."
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ResponderEliminarDean Martín dijo:
ResponderEliminarcuando yo me marche, entonces sólo quedarán Frank y Joe. Y cuando ellos se marchen... ¡Maldita sea! Entonces sí que lo vamos a pasar bien.
La cólera de Nébulos