"Quizá sólo esté permitido,
o consentido o aceptado,
que el que escriba lo haga
en direcciones obligadas
sin entrometerse en terrenos
donde la personal palabra
deba ser pronunciada,
así que la poesía, novela,
el teatro, artículo o relato,
el cuento o el correo,
la ley y el testamento
deban ser plasmados para su lectura
y quizá se de el gozo y asentimiento
de quien en ello se sintiera protagonista
tras su lectura.
Quizá sólo esté permitido
comunicar con palabras
aquello que creemos sin arte
ni merecedor de tan exigente destino
para que pueda ser olvidado
tras su instante de vida
y el viento como único testigo
las arremoline en el diálogo
motivado por la obligada inmediatez
en el acto de comunicar esencias
sin dejar mas constatación que el recuerdo.
Pero no hay palabra sin sentido ni significado
y las acciones que tras ellas devengan
mostrarán las intenciones pretendidas
en el corazón de quien las sintiera
con la marca de lo perseguido,
sea con el verbo oral
sea con el verbo escrito."