“La belleza nos rodea,
por sí misma brota ella sola,
se aprovecha de cualquier forma
para enseñarnos lo que es.
Necesitamos de ella
y generosamente se da
para nuestro deleite.
Sabemos lo que es
ya que la reconocemos
aunque dependientes de lo ajeno
necesitamos de su creatividad
para reencontrarnos otra vez
con esos sentimientos
que tan sólo ella nos despierta.
Y nos convertimos en ellos
y nos energizamos con ella
y nos evadimos para crear
lo que gracias a ella
en nosotros germina.
En nuestras manos está
ya que no de la flor o del animal,
ni del fuego, ni del aire ni de las
nubes,
ni del viento, ni de la luz ni de la
oscuridad...
sacar la belleza oculta
de nuestra verdadera forma.”