“Mirando al suelo, cabizbaja,
con paso distraído y anárquico,
cabello por delante de su cara
y jugueteando con las manos,
como entrelazando los dedos...
Hinchaba los mofletes
en gesto de trascendencia,
y ante una mas que posible
colisión con un escaparate
una mano corrige su trayectoria
con la inevitable cariñosa reprimenda
de una atareada madre hacia su hija
para que se fije en dónde está
y en qué es lo que está haciendo...
como es natural.
Se me cruzó a mi paso
como regalo esta mañana
y decidí hacerle reverencia
mientras frenaba mi movimiento
ante una persona importante
porque en su pensamiento
se crea toda la fantasía
que, algún día,
le deseo haga realidad,
y me uní...
a su obnubilación.”
Me gustan mucho tus poemas.
ResponderEliminarUn saludo