“Tan delgada es la frontera
cuando uno frente a ella está parado
como corto es el único paso
que te traslada
de éste al otro lado.
Qué infranqueable parece
si te planteas retroceder
desde donde has entrado
a donde estabas.
Quizá quien te rechace
sea tu propio origen
y al no reconocerte
a la incertidumbre
de tener un nombre
que a la nada nombra
te arroje.
Por eso,
cuando te duela el cuerpo
ve al médico que sabrá ayudarte,
pero cuando no sepas lo que te duele
o cómo superar esa causa que sólo tú conoces
será que has traspasado esa delgada frontera
a la que nadie te seguirá
y necesitarás de algún hechizo,
quizá, o siempre, de amor,
que te ayude
a no prestarle mayor atención
porque más merece la pena
ir con la mirada puesta
en alguna iluminada frontera
que vivir apretando los dientes.”
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