“Cuando se vuelven inasibles
ciertas circunstancias acaecidas,
indeseables expectativas apremiantes,
o diagnósticos o previsiones incomprensibles
que nos plantean un futuro
irremediablemente inevitable...
es cuando uno ve a sus prejuicios caer,
sus ilusiones tocar la tierra ignorada
y la agitación surge como impotencia
ante la ansiedad por encontrar alguna certeza
con la que el espíritu a uno fortalezca
en un intento por revivir esa tranquilidad
semejante a la que era habitual
y, ahora, que todo esto ocurre
ve que donde ponía su fe,
allí,
allí no estaba.
Eran ideas de gente descuidada,
confiada en saberes ajenos
que con la salud como dios
se jactaba de poder mentirse a diario
sin mayores consecuencias
que la obligación consabida,
aunque, ahora ya se da cuenta
de que conseguía llenarse de esas nadas
con las que el corazón
había sido distraído
y de nada le sirven.
La vida, ahora, ya no es un recuento
ni un recuerdo
ni una ascensión a ninguna parte,
sino que mas se parece
a un intento por ser
para encontrar,
entre la incertidumbre y la aceptación,
en el mas acá,
serenidad.”
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