“Ni por sus aniversarios se alegran
ni las onomásticas les bendicen,
sólo saltan y corren cuando son infantes
unos contra otros aprendiendo,
a veces al acecho otras al gruñido,
y sólo sabrán que ya no es lo que era
cuando el grupo les conmine
y sean tratados como los demás.
Con el tiempo asimilarán sus carencias
y aprenderán a buscarse la vida
repitiendo con absoluta ferocidad
lo que cuando jugaban
era tan divertido y daba seguridad,
aunque ahora tras sus jadeantes escaramuzas
no regresarán al olor de aquellos pezones
para entregarse a los benefactores sueños
que uno tras otro precedieron
a éste despertar.”
¡Bendita inocencia!
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