Foto propia
“Cuando uno escribe
algo motiva a que con palabras
vayas plasmando cuan interpretador
en una traducción de tu lenguaje propio
a ese idioma más universal
en el que el lector entiende el mundo.
Entonces te vuelves lector de tí mismo
y juez de esa interpretación
y verdugo de tu misma traducción
con el apremio de la finalización
dentro de los parámetros
más o menos habituales.
Entonces la reflexión, o el poema,
se convierte en interface intramundos
que unas veces será puente de atrevidos
y otras vértigo de comodidades
o, incluso, habrá quien tras haber cruzado
regrese por donde vino
con cara de decepcionante tiempo perdido.
Pero tú siempre estarás en un extremo
y tú serás el que tendió ese puente
porque si es estrecho, o tiembla o es feo
la normalidad…
no querrá hacer puenting.”
Un monólogo que busca engendrar su propio eco...
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