“Hace falta bajarse del burro
o del bello corcel
sobre el que vamos montados
para darse cuenta del camino
y así, a ras de suelo,
reptando las rocas,
darnos cuenta de cuan admirable
es ese burro o corcel
que a estos favores se brindan.
Quizá a ellos los usamos,
quizá son sólo herramientas
o para que se nos mire desde abajo
quizá porque así nos criaron,
pero qué hay del burro o caballo
que no reciba su alimento
o que no se le cepille y cure,
¿qué nos dará sino rebeldía?
Relinchando por ser indignos de transportarnos
huirá de nosotros cuan lobos
porque le consumimos la vida
y a dentelladas
secamos su corazón.
Él, que alegremente se expone
absorbiendo muchas inclemencias
sin más exigencia
que un mínimo afecto.
¡¡ Cuántos... somos caballo !!
!! Cuántos... somos burro !!”
o del bello corcel
sobre el que vamos montados
para darse cuenta del camino
y así, a ras de suelo,
reptando las rocas,
darnos cuenta de cuan admirable
es ese burro o corcel
que a estos favores se brindan.
Quizá a ellos los usamos,
quizá son sólo herramientas
o para que se nos mire desde abajo
quizá porque así nos criaron,
pero qué hay del burro o caballo
que no reciba su alimento
o que no se le cepille y cure,
¿qué nos dará sino rebeldía?
Relinchando por ser indignos de transportarnos
huirá de nosotros cuan lobos
porque le consumimos la vida
y a dentelladas
secamos su corazón.
Él, que alegremente se expone
absorbiendo muchas inclemencias
sin más exigencia
que un mínimo afecto.
¡¡ Cuántos... somos caballo !!
!! Cuántos... somos burro !!”
Sabias letras, hay que ver "bien" el camino, "que a detelladas secamos su corazón,... cuántos...somos caballo! cuántos somos burrro!" un fuerte abrazo David
ResponderEliminar