Foto propia: Lengua de Rosal.
“Quizá frenemos la provocación
dos desconocidos transeúntes
presos del consumo de abalorios festivos
cuando tras un gesto de desdén
o tras una tímida mirada entornada
que uno u otro de reojo o de sopetón detecte
denote la represión de su interior mundo apasionado
pues instantáneamente ha imaginado
superar los límites de éste otro
que impide la libertad de decir:
Si me ofrecieras tus labios
mi lengua querría recorrerlos
suscitándoles a abrirse
en una llamada de uniones húmedas
que como serpientes apareándose
nos enroscaríamos una contra el otro
con el desasosiego del gemido.
O, si me ofrecieras tus manos
posaría mis mejillas en su cobijo
y te ofrecería todo mi cuerpo para tu deleite
correspondiendo mi piel
a tu dominio.
Si, ten por seguro
que esta distancia de silencio
es portadora del mensaje
de que aquello que de tí que me reveles
será correspondido por mi parte
y apasionadamente lo viviríamos
como urgente y necesario
pues cuerpo y querer
son llamados por la apartada esquina
de la exaltación.”
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