Foto: http://www.vitadelia.com/hay-una-salida-a-la-adiccion-a-las-drogas/
“El que se droga se engaña
y esa alegría que demuestra
lleva la firma del engaño
porque sin esa droga
no es capaz de sonreír,
ni hacer sonreír.
Quizá culturalmente sea aceptado
como complemento de comidas
o remedio para restituir la salud
y en ese contexto bendita sea la alegría
pues por un bien mayor
si merece la pena ayudar a la digestión
o paliar tal o cual dolor.
El que ociosamente se engancha a ello
y va por el mundo ofreciendo su mentira
al mirarse en el espejo ni se mira
pues sabe que esa sonrisa fingida
es la que da forma a su teatro.
Qué dependencia el de la sonrisa
que todo el mundo la quiere lucir
pues sea real o fingida
que tienes el control significa
como estandarte de victoria
por todos reconocido.
Quizá por ello hay quien se droga
iniciado siempre con un tímido poco
pero al vivir tales sensaciones
entre risas y alborozos sinápticos
uno sucumbe a tal facilidad
creyendo que en ese contexto
a la mano está la felicidad.
Pero, peor aún es cuando
adaptándose a tal agresión
el cuerpo genere resistencia
necesitando de mayores dosis
para sentir aquella realidad
que en el recuerdo permanece
como hito de bien estar.
Lamentablemente, es entonces,
cuando antes de darte cuenta
vas vagando o asaltando carteras
tiranizado por la dependencia
que muestra la otra cara de la felicidad
cuando artificialmente,
se genera.
Entonces si crees en el reflejo
de quien tras asearte por la mañana
afila la mirada en aquellas pupilas
que saben lo que necesitan
para pasar el día.
Sea cual fuere como se nombre
la vida cambia de sentido
pues cada paso que se de
ha de ir encaminado a su encuentro
para reducir el mal que quema
desde dentro.
Todo se supera si se quiere
cuando uno acepta el reto del dolor
pasando por el síndrome correspondiente
que haga entender que en la vida
no hay atajos que de una u otra forma
no te maten.”
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