“En realidad a la vida
poco le importa nada
ni la alegría ni la tristeza
ni el dolor o el placer
ni lo bueno ni lo malo.
Para la vida todo eso
no son más que momentos
que bien sirven para una cosa
o que para otra son beneficiosos
y ni por tener uno es mejor
ni peor por no tenerlo entonces.
La vida dota a sus seres
de esas características,
a unos unas a otros otras
y en el conjunto de todo
todo sirve para todo
pues habiendo aparecido a la realidad
la existencia estará salpicada de ello
como si fuera para algo crucial
pues el llanto o la risa
el grito o el gemido
el golpe o la caricia
la ignorancia o la sapiencia
parecen significar tanto en ese momento
como que ello es lo que te dirige.
Así que,
a la vida ni siquiera le importamos
porque estamos y dejaremos de estar
siempre a caballo desbocado de momentos
que nos van a guiar la vida
y nosotros seremos sus portadores
ora gemidos ora gritos
ora caricias ora golpes
ora llantos ora alegrías
ora revelación ora monotonía
con los que la vida se hará
gracias a nuestra alienada vida.
Bueno, pues es a ti a quien le importa
reír o llorar, gemir o gritar, acariciar o golpear
tú sabrás o no para qué lo usas
pero,
la vida antes de ti era y sin ti seguirá,
enriquecida con tus aportaciones
hagas lo que hagas
tengas lo que tengas
llegues a donde llegues
para que ella sea
y sea como sea…
será.”
David Botía
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