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21 jun 2024

Ideología - Religión

 


Las religiones aportan a las personas un orden humano en relación a ciertos beneficios personales, esto va desde la percepción de ser acompañados por una trascendencia durante sus vidas hasta la trascendencia posterior después de la muerte.

En realidad se basan en la debilidad del ser humano para hacerle comprender que siguiendo esa religión obtienen fortaleza, ordenación y sentido vital.

Normalmente se ha de seguir ciertas observancias, leyes o mandamientos, sin cuya obediencia se obtiene un castigo inmediato e implacable de mayor o menor peso moral según esas leyes o mandatos emanados de la trascendencia misma, que el seguidor no puede discutir ni interpretar, sino tan sólo aceptar y cumplir.

Todo esto está representado por una jerarquía de poder que organiza a los representantes de la misma según su importancia en esta concepción religiosa, en el último puesto están los feligreses o seguidores de calle, las personas que abultan en número esta religión, pero son quienes dan validez  a la religión con su observancia y seguimiento.

En realidad una religión es lo mismo que una sociedad atea cualquiera, con la diferencia de que la religión ofrece a sus seguidores beneficios intangibles y cuya percepción es imposible fuera de la sugestión necesaria, quizá la fe que se exige sea aquí la culpable ya que ha de ser la dirigida en la dirección de la religión. Por contra, las sociedades siguen una lógica trascendente terrenal en vez de trascendente espiritual. Exigen fe en que los políticos, órganos de gobierno y jueces, actuarán en beneficio de la población para el beneficio de la ideología y éstos te guiarán en tu bien con sus imposiciones.

¿Dónde está aquí la trascendencia en ambas percepciones? Pues pienso que en la necesidad de la observancia, en un caso es intangible espiritual y en otro es objetivada en la realidad cotidiana.

¿Quién necesita esa observancia? Pienso que la necesita la jerarquía que es quien sostiene la concepción de orden, bien como sociedad o bien religión, para mantener así su situación dentro de la jerarquía, lo cual no solo les proporciona una posición elevada sobre los demás, sino una riqueza personal difícil de conseguir.

El seguidor de base en ningún caso será tan beneficiado como su jerarquía, pero su miedo al castigo es lo que dirige sus vidas obteniendo así su percepción de “bien”, con la mera contabilidad personal de las faltas cometidas, cuantas menos mejor está.

Es decir, en ambos casos, lo que se proclamaba como trascendente, en realidad es opresor, anteponiendo el castigo antes que el beneficio, determinado por la ideología o religión, por lo tanto el bien es no ser castigado.

Quizá parezca esta reflexión anodina pero lo importante es quitarle los misterios innecesarios a la vida y así comprender con objetividad la realidad, es como en la edad media que quien sufría de fiebre se le achacaba estar poseído y ahora ya sabemos que es por causa de enfermedad y ello condujo a su tratamiento.

Pongamos objetividad y busquemos el tratamiento que corrija estas anomalías “espirituales y/o ideológicas” que no solo no benefician a todos por igual sino que a demás solamente sirven para oprimir.

Eliminar el miedo de la ecuación conduce a la comprensión y esto al progreso real.

En cualquier situación, cuanto más impedimento encuentres en tu avance más oprimido estás, y por la ley de que la energía ni se crea ni se destruye sino que se transforma, pregúntate ¿a quién beneficia lo que te oprime?, no hay otra lógica. Por sus frutos los conoceréis y esto es válido para cualquier ideología y religión.

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Os presento los audios en los que he dividido un ensayo que espero os cale. Aunque está ordenado desde el último al primero, aconsejo empezar por el principio.