con seguridad y tranquilidad
incluso aportando por la causa
ese dinero que llaman impuestos
son los dirigentes quienes
aprovechándose de nuestra docilidad
inventan ideologías ridículas
para atraer hacia ellos tu voluntad.
Una vez obtenido ese poder
si quieren hacen una u otra cosa
según les interese y beneficie
aunque dentro de la misma ley
que ellos mismos van dictado
para que los jueces no les toquen
pero a ti te sacrifiquen
a la mínima que incumplas.
Y entonces, lamentaciones,
y entonces, culpabilidades,
y entonces, vas madurando
dándote cuenta, desanimado,
de que quizá no hay sistema
que basado en política
conduzca a nada bueno
a menos que sea transición
hacia un sistema más establecido
donde la corrupción
llegue a ser la norma.
Así que el ciudadano
nunca vota lo que el político hace
ya que en su ser subyace
una psicopatía efervescente
de mentiras bien engalanado
con las que te convence.
No nos engañemos
todos buscamos vivir bien
unos son empresarios
otros funcionarios
otros asalariados
otros incluso pobres
intentando cada uno lo mejor
para en su vida estar situado
pero el político te mira a tí
porque es de quien se nutre
su ególatra psicopatía.
Así que el ciudadano
nunca vota lo que el político hace
al no adquirir compromiso
ni de usar la verdad
ni de ser digno por méritos demostrados
siendo para ellos la visión del poder
el medio en el que su efervescencia
libera todo su potencial histriónico
que incidiendo en tus necesidades
convenza tu voto
y una vez obtenido
su psicopatía se descontrole.”
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