Cada uno nace con un temperamento, es decir, nace siendo ya algo con unas características muy claras y definidas que genéticamente vienen impuestas. Pero claro, eso de someterse a ese mundo al que tiene que hacerse le hace ir conceptualizando todo cuanto le sucede, de manera que igual llorar es bueno para conseguir lo que uno quiere, igual gritar también es bueno, o igual callar o igual apartarse o imponerse o… pero todo va en relación a lo que cada uno es.
Conforme vas creciendo, vas aprendiendo también aquello que te van inculcando como lo bueno o lo malo, lo que se debe hacer y lo que no se debe, lo que debes querer y lo que no debes y así convertirte, pues, en ese proyecto de vida que has de ser.
En realidad, todo tiene su lógica, porque existe lo que se llama la relación causa efecto, donde la causa es siempre es la inquietud que nos incita a actuar y el efecto es aquello que se consigue, y uno en su vida siempre pretende conseguir algo beneficioso para él mismo, aunque para otros quizá no lo sea. Siempre usaremos de todos nuestros recursos para intentar obtener un mejor resultado posible.
Detrás de todo ello también existe la lógica personal que ya queda tan tapada por tanto aprendizaje que uno ya no sabe lo que es y uno solo sabe todo lo que tiene que hacer para hacer eso que tiene que ser, como es normal siempre dentro de las cualidades y las capacidades que mantiene genuinas, pero muy rara vez se sobrepone a esa catarsis que supone socializarse. Realmente existe un proceso de alienación que nos dirige hacia un destino que antes o después habrá que enfrentar.
La lógica personal siempre estará latiendo como una pulsión de vida que impregnará cualquier acto, cualquier pensamiento, cualquier inacción incluso, la cuestión es que uno es ese que vino al mundo siendo quién ya era, pero que tiene que hacerse a este mundo al que hay que rendirle su tributo con cierto grado de abnegación, sumisión y abducido quedará alienado, pero siempre será reconocido como ese que hace las cosas de determinada manera, esto es así porque es ese que tiene un espíritu personal distintivo y nunca dominado al 100%.
Sucede que cuando vive concentrado en conseguir ese beneficio cultural o social exigido, dirige todo su intelecto a los fines perseguidos pareciendo haberse transmutado en “lo normal” y no ahorra esfuerzos, pero una vez conseguido, efímeramente o más estable en el tiempo, se esfuerza en tener que ser corroborado y adquiere la noción de posesión de ese merecimiento, quedando obnubilada su mente en un entramado artificial, que aunque usa en la normalidad realmente está beneficiando a quien era ese que nació y ya era.
Tanto durante el camino como una vez llegado a la meta, el ser ya se ha manifestado ampliamente dejando cuantas migas de pan hayan caído en el transcurso, pero en los momentos de tranquilidad es cuando emerge porque hay menos presión ese que siempre pulsionaba en todo momento y lugar.
Entonces la alienación se enfrenta a quien uno es y surge el choque vital, en unos es a una edad y en otros a otra, en unos es por unas causas y en otros por otras, en unos empuja su razón y en otros su corazón, y entre todos estos extremos se puede producir todo un universo de posibilidades. Cada cual ha de llevar su lucha personal a su respuesta personal pero esta no es otra que reencontrarse de manera consciente con su propia lógica personal que no puede superar por más que se sociabilice.
Sucede que cuando la mesa de tu ordenador está llena de objetos, buscar uno en concreto puede resultar tarea complicada porque tus ojos no son capaces de concentrarse en la búsqueda a menos que se focalicen sin distracción, ya que cada obstáculo visual induce a rememorar cuestiones o atrae ideas muy personales que hacen difícil centrarse en lo que se busca, y por eso, encontrar es una tarea más complicada que el mero hecho en sí.
Pues cuando se trata de verse a sí mismo sucede que aparecen las presiones sociabilizadoras como sentimientos de culpa, miedo, represiones, alegrías, merecimientos, etc… la cuestión es intentar disociar quien uno es de quien uno llegó a ser, sin acritud ni exigencias, sin culpas ni aspavientos, como desdoblándose en un mero espectador que no sintió ni padeció aquello para poder verlo, entonces ese que ya era al nacer puede comunicarse contigo y transmitirte lo que nunca te pudo decir directamente porque estabas demasiado ocupado en ser como te decían que tenías que ser, por tu bien siempre, pero que también siempre has llevado en tu interior como agente de negro, o policía secreta de tus intenciones, intentando que tus acciones te beneficien como solo a ti te benefician, y sin que tú lo supieras actuaba siempre.
De producirse este diálogo ganas en comprensión de ti mismo porque dejas de impedirle su acción, que por otra parte es inútil, pues siempre está ahí y siempre actúa, lo quieras o no, solo que intentas dirigirlo hacia ese papel que estás ejecutando, pero incluso en ello se nota que eres tú. De la comodidad en la que te encuentras en ese papel, o las incomodidades que supone no ejecutarlo correctamente, tu ser te conminará a dirigirte porque es casi una cuestión de vida o muerte, de aceptación o rechazo, de vivir o sobrevivir, y hay muchas personas que simbolizan sus dos seres y así discurren sin más. Es como el animal que es lo que es y no le da más vueltas, cumple con su función y ya está, o mejor dicho, es más que suficiente porque vivir así es un vivir en constante vigilancia y asumir estos papeles te elimina muchas inquietudes que te puede conducir a eso que tu ser interior te dice que no merece la pena enfrentar.
No todo el mundo tiene por qué seguir los mismos pasos, cada cual es individual y en ello tiene sus propias inquietudes, que aunque similares a las de los demás congéneres, en realidad distintos en finalidades íntimas, que a veces ni a uno mismo se revelan sin la atención e intención adecuada.
Todo esto es un proceso, requerirá de meditación, estudio, posiblemente ayuda de otras personas, quizá profesionales de la salud o amistades, otras veces estar atentos a lo que nos sucede también aporta, en definitiva, despertar es eso, observar y analizar y posteriormente realizar las acciones que sean precisas para conseguir comprender esa lógica introspectiva que una persona lleva dentro.
En realidad todos usamos del método científico sin darnos cuenta porque vivimos en una realidad casuística, así que siempre intentaremos acudir a las causas para conseguir un resultado lo más óptimo posible, y quizá toque ya mirarnos por dentro, cosa que no puede llevarse a cabo de otra forma.
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