“Esa superficie lisa reflectante
tan sólo agitada por una brisa
produciéndole ciertas ondulaciones
que al llegar a un extremo se reflejan
y van perdiendo fuerza
restableciendo la imágen que en ella
se reflejaba,
sin dejar de ocultar ese fondo transparente
en el que se vislumbran los posos,
ora definidos ora grotescos,
que a ella cayeron y terminaron ahogándose
al rendirse ante su eterno poder natural,
pero el diente de león siempre flotará
en ese remanso cristalino de paz
sustentado por sus pelillos
que le convierten
en estrella entre las semillas.”
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