“Cuántas sensaciones nos recuerdan
esos estados de ilusión anhelados
en los que alguna relación se inició
o algún proyecto común echó a andar,
pero qué desazón al volver a sentirlas
cuando alguna canción,
alguna historia pública
o esos cansancios vitales
nos hacen sentir que aún existe fuera
la espectacularidad en aquello
donde uno fue el alma de vida
antes.
A menudo suele ocurrir
que esas mismas sensaciones
ahora nos hacen comprender que ya no está
ni esa ilusión, ni ese proyecto
al menos, como uno quisiera seguir sintiéndolo
y ciertamente, esa belleza y verdad
que reconocemos en esa canción o historia,
o película o cuento o arte
se convierte en el mayor achaque
que la indolente vida nos hace sentir
porque ya no sueña el alma.”
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