“A veces,
como ese niño que a su madre
le instiga entorpeciéndole en su quehacer
intentando captar su atención
obligándola a mirarle
con el insistente ¡mira lo que hago!
y tras dirigirle esas palabras entrañables
¡muy bien!, ¡ya te miro!
aunque no mucho rato,
lo calma...
Me veo con mis cosillas
cuando las muestro al mundo
en la incertidumbre del silencio
pero al recibir tu respuesta,
ese infante que llevo dentro
y que no quiere crecer,
surge en forma de sonrisa
reflejo de un corazón tranquilo
de quien sabe de su dependencia,
Tú.”
como ese niño que a su madre
le instiga entorpeciéndole en su quehacer
intentando captar su atención
obligándola a mirarle
con el insistente ¡mira lo que hago!
y tras dirigirle esas palabras entrañables
¡muy bien!, ¡ya te miro!
aunque no mucho rato,
lo calma...
Me veo con mis cosillas
cuando las muestro al mundo
en la incertidumbre del silencio
pero al recibir tu respuesta,
ese infante que llevo dentro
y que no quiere crecer,
surge en forma de sonrisa
reflejo de un corazón tranquilo
de quien sabe de su dependencia,
Tú.”
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