“A veces, la emoción es constante,
y los sentimientos bullen
sin encontrar más alivio ni cabida
que afrontarlos...
Que la razón no estorbe
y los elementos no repercutan,
al menos,
más allá que como punto de inspiración,
o herramienta obligada,
para poder sonsacar
eso que tan azarosamente vives
y te mantiene disperso y tenso.
Ni la explicación más cierta
ni el grito más contundente
ni la acción más rotunda
puede igualar en eficacia
a tu realidad palpitante
pues nada tiene más sentido
ni hay necesidad más perentoria
que
escribirlo.
Como secreción necesaria
de un cuerpo invisible
es expulsado
a este mundo de mil reglas
y pareciendo que así se afianza
tu íntima verdad constatable...
cierta tranquilidad te regresa.
Debo estar pasando
por el síndrome...
del poeta.”
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