“Quiero que te mueras
y que sea pronto
y que yo no lo sepa,
tan solo que no aparezcas
y extrañando tu ausencia
me imagine una historia
en la que encuentras tu camino
y decides vivir tu vida.
No quiero seguir viéndote
porque cada cierto tiempo
a mi lado acudes solícito
ante ese hambre que te acucia
o con el cuerpo lleno de heridas
y maúllas en mi puerta
ofreciéndome tu lomo
y tu cuello como sumisión
no sé de quién hacia quién.
Eres callejero, lo sabemos,
y tu mundo está afuera
olisqueando el escape de los vehículos
enfrentándote a las amenazas gatunas
yendo siempre más allá
buscando siempre
lo que agudice tus instintos.
Pero siempre vienes
delgado, despeinado, sucio,
con heridas, a veces, graves,
y con tus azules ojos
que parecen espuma mar
depositada en la arena,
me miras, maúllas, toses,
te tiendes ante mi
y frotándote contra mis piernas
mis manos te acogen
y siempre pienso...
¿por qué no te has muerto ya?”
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.