“Ocupar el espacio entre realidad y sueño
o entre deseo y posibilidad
es a lo que uno puede aspirar
cuando escribe verso a verso
esa imaginativa locura
en la que emerge con algún significado
lo que se llama poesía.
Nunca pueden suponer una realidad
las palabras escritas para el recuerdo
porque son acciones impotentes
al no darse en el cara a cara
del día a día.
Serán deseos, anhelos, sueños
necesarios como cualquier otra contingencia
pero no pasarán de ser meras exposiciones
que a otro le tocará,
si acaso,
realizar,
o sólo quedar escritos.
Quizá ésta es la magia de la poesía,
sinergia entre lector y escritor,
donde incitación y acción
es el sugestivo tul que la envuelve
con apariencia de apetecida...
¿realidad?”
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